La homosexualidad
Hablar
de la homosexualidad, hoy en día, resulta atrevido, serás analizado con lupa, y
el martillo gay puede caer sobre ti y llevarte a los tribunales. Pero, los
hechos están ahí, las costumbres homosexuales, con la prácticas de una
sexualidad desviada, fueron los pioneros en llevar el sida a todo el mundo. Fue
en San Francisco, la capital del mundo gay donde eclosionó el sida, el primer
caso de sida en España fue un homosexual, la posibilidad de transmisión del
sida por actos homosexuales es grandísima.
La autopista que los mundo de la
droga, la prostitución y la homosexualidad han construido para la rápida
expansión del sida, ha sido amplia y de primerísima calidad. Podrían haber
asumido sus responsabilidades, pues no, lejos de hacer eso, continúan añadiendo
más leña a la hoguera.
Una de cada cuatro infecciones de
VIH en los gays de EE.UU. sería premeditada; así lo afirmó en Enero del 2002 la
revista norteamericana «Rolling Stone». El informe fue publicado pese a las
presiones de ciertos sectores de la comunidad gay. La publicación destaca que
al menos una cuarta parte de las nuevas infecciones con el VIH en homosexuales
norteamericanos sería premeditada, fruto de una injustificada pérdida de miedo
al sida. En el reportaje se pone en evidencia un mundo, incomprensible desde
fuera, en el que individuos interesados en entrar en contacto con el VIH son
conocidos como «buscadores del bicho» y aquellos infectados que deliberadamente
lo transmiten son etiquetados como proveedores del «regalo». Los testimonios de
participantes destacan la carga erótica de estas prácticas de alto riesgo.
La controversia planteada por
«Rolling Stone» se ve respaldada por el incremento de gays -jóvenes y mayores,
con o sin VIH- involucrados en conductas sexuales de altísimo riesgo. Como
resultado, los indicadores confirman la subida de infecciones de transmisión
sexual en este segmento de población. En San Francisco, capital oficiosa de la
comunidad gay, la tasa de contagios de VIH se ha duplicado desde 1997. El
riesgo de muerte ya no motiva para tomar precauciones.
La subcultura homosexual de
«cabalgar sin silla», no es precisamente una historia nueva en Estados Unidos.
Desde hace unos cinco años, esta peligrosa tendencia viene siendo documentada
por estadísticas y testimonios que contraponen estos irresponsables
comportamientos de una parte de la comunidad «gay» en países desarrollados, con
los desesperados esfuerzos por contener los efectos de la devastadora plaga del
sida en el Tercer Mundo.
¿La homosexualidad daña también a otros?
Muchas personas, sin entender las
conductas homosexuales, consideran que cada uno es libre para hacer con su
cuerpo lo que quiera. Lo malo, es que –como demuestra el siguiente estudio- no
sólo son los propios afectados los que resultan dañados. El Sida quizá podría
no haber salido de Africa.
Con los datos médicos y estadísticos
que hoy conocemos, es irresponsable decir que la actividad homosexual no daña a
la sociedad ni a los individuos.
El respeto a las personas y la
actuación por el bien del otro, implica dar una adecuada difusión a datos
conocidos pero poco difundidos.
Un análisis de la relación entre
salud y homosexualidad nos muestra que la actividad homosexual tiene unos
costes humanos y económicos que paga toda la sociedad. El estilo de vida
homosexual no es una forma como cualquier otra de vivir, y el Estado debería
tener en cuenta los costes sociales de fomentarlo.
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